Visiones de lo real
VISIONES DE LO REAL: RITOS Y PA(I)SAJES
El nacimento del cine, tanto a nivel de registro como de experiencia pública y colectiva de exhibición, conllevó la necesaria pregunta sobre el que filmar. Tanto las iniciales experimentaciones científicas como los primeros registros compartían el deseo de plasmar el movimiento, capturarlo, fijarlo y proyectarlo. Luego vendría aquella mítica primera exhibición de los Hermanos Lumière del 28 de diciembre de 1895, con un programa compuesto por “vistas” de una serie de hechos cotianos y reconocibles, pero que adquirían una nueva dimensión con el cinematógrafo. Fue tal el impacto que prontamente dichas vistas comenzarían a viajar por todo el mundo, de la mano de una serie de aventureros que inaugurarían la exhibición cinematográfica de los países que visitaban a través del invento de los Lumière. Los primeros espectadores concurrían ávidos de conocer esta nueva experiencia, pero prontamente demandarían contenido local, no sólo ver el mundo en pantalla sino que también “su mundo”. Esas visiones de lo real son también la transición entre la mirada de aquellos primeros cineastas foráneos y los connacionales que aprendieron el oficio y comenzaron a reflejar a sus naciones por medio de la cámara.
Ritos y pa(i)sajes es nuestra colección que honra aquella transición del cine de vistas, desde los primeros pasos de cineastas nacionales que al pertenecer al mismo territorio que filman logran ir más allá de la mirada fija y la tendencia exótico-costumbrita propias de los inicios del cine. Esto no quiere decir que rehuyan de las costumbres, más bien se centran en la idea del rito y del tránsito, documentando comuniones y pa(i)sajes físicos y mentales.
Ignacio Agüero inaugura su filmografía con una pequeña-gran obra sobre el propio rito cinematográfico como instancia colectiva y a la vez personal. Bajo la figura del jueves como día de estreno, literalmente asistimos a una función de cine, aquellas que en estos tiempos pandémicos extrañamos tanto. Entre el público y lo público, es asombroso el nivel de simpleza y lirismo que Agüero alcanza en su primer trabajo, mismo asombro que produce 18 en el Parque, primer documental de Andrés Waissbluth, en donde gracias a una observación-participante logra plasmar una serie de testimonios también simples y extraordinarios, entre lo popular, lo religioso y lo profano, en un resumen de chilenidad contemporánea carente de cualquier costumbrismo y por ende alejada de las habituales representaciones de lo patrio. Esa misma búsqueda de lo patrio está presente en las siguientes obras de la colección. Telón de Fondo de Carlos Araya realiza una triple exploración situándose en pleno Paseo Ahumada de Santiago de Chile: el pasado, vehiculizado a través de la voz e intervenciones artísticas del desaparecido poeta Enrique Lihn, quien proféticamente avisora el potencial de ese espacio de tránsito entre lo moderno-capitalista y lo popular; el presente, con el registro de nuevos interventores callejeros cuyas voces explicitan una visión de lo nacional en donde lo popular ya está totalmente permeado por aquellas consecuencias del capitalismo; y la del “futuro”, en donde Víctor, el joven protagonista, asume la posta dejada por Lihn y décadas después vuelve a interpelar a los transeuntes, interviniendo nuevamente el espacio público y a través de ese gesto poético contribuir a reescribir nuestra historia. Esa reescritura del presente es justamente la que no puede realizar Juan Machuca Contreras, protagonista del cortometraje documental de Diego Ayala, Aníbal Jofré y Javiera González. Orgulloso de su pasado, vive hoy en un Chile que le dio la espalda a personas como él, que lucharon por un país libre y más solidario. Hoy, ya en sus últimos años, sobrevive al día a día cual espectro, a través de los recuerdos de su lucha y la de sus compañeros que ya no están. Totalmente des-situado, el tránsito de Juan por un país que no reconoce y que no le reconoce no es muy distinto a la lucha de Víctor, como si fuesen una misma persona separada por décadas. Esa reescritura es hoy una invitación que estas visiones de lo real nos presentan: visibilizar lo pasado y presente para escribir en conjunto un mejor futuro.